Publicado el 17 de Septiembre de 2025 en Posgrado - UCC

Qué es la integración curricular y por qué es el futuro

Conversamos con la Dra. María Isabel Calneggia sobre la urgencia de la convergencia de saberes para preparar a las y los docentes que el siglo XXI demanda.

Muchos recordamos nuestra etapa escolar como un desfile de materias inconexas: sonaba el timbre y pasábamos de la sintaxis de Lengua a las ecuaciones de Matemática, y de ahí a las fechas clave de Historia. Cada disciplina vivía en su propio universo, con pocas puertas o ventanas que las comunicaran. Pero, ¿es este el modelo que necesitan las y los estudiantes para comprender y actuar en un mundo interconectado y lleno de desafíos complejos?

Ésta, es una de las preguntas que atraviesa a la Maestría en Investigación Educativa de la Escuela de Posgrado de la Universidad Católica de Córdoba. A través de conceptos como la integración curricular, esta carrera propone un cambio profundo en la manera en que concebimos el conocimiento y, fundamentalmente, en cómo preparamos a los futuros docentes. Para desentrañar esta idea, conversamos con la doctora en Educación María Isabel Calneggia, docente investigadora de la maestría.

De lo abstracto a lo concreto: ¿Qué es exactamente la integración curricular?

-La integración curricular se entiende como la reunificación del conocimiento a través de modelos alternativos de enseñanza e investigación. Los argumentos que sostienen el currículo integrado conllevan a una mayor interrelación entre disciplinas y a una mayor atención a las particularidades cognitivas que influyen en los procesos de aprendizaje. Como entiende el académico Torres Santomé, el currículo integrado no es solo una estrategia didáctica, sino también el producto de una filosofía sociopolítica.

Por eso, sus aportes no solo se apoyan en la reflexión curricular, sino también en su dimensión política, explorando las múltiples posibilidades de la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad. Esto contribuye a una mejor articulación entre los agentes de la educación, las instituciones y las problemáticas reales. Las analogías son claras: todos los fenómenos importantes de la realidad son complejos y requieren conocimientos de diversas disciplinas. La violencia cotidiana o la inseguridad, por ejemplo, son problemas críticos que solo pueden entenderse con los aportes de la sociología, la política, la psicología, la biología, la estadística, la historia y los estudios de género, entre otros.

Hemos aprendido en materias separadas: Matemática por un lado, Historia por otro. ¿Por qué es tan importante romper estos "silos" de conocimiento en la formación de una nueva docencia?

-La integración curricular supone una reflexión crítica sobre los tópicos disciplinares que se instituyeron hace siglos, basados en una delimitación de cada campo de forma segmentada y desconectada. Los diseños curriculares siguieron esa lógica y trasladaron esas parcelas científicas a todos los sistemas educativos.

Romper con esos silos significa, entre otros beneficios, la posibilidad de construir currículos enfocados en problemáticas de la realidad que desafíen la creatividad del docente y los aprendizajes de los estudiantes, en el marco de la investigación colaborativa. Esto no significa desconocer el conocimiento científico especializado, sino desafiarlo para crear currículos innovadores, creativos y significativos. La propia ciencia contemporánea ya ha roto en parte con esos enfoques, pero la educación sigue retrasada en su mirada.

Desde su materia, la Investigación Sociopedagógica, ¿qué fenómenos del mundo real no se pueden entender si no conectamos diferentes áreas del saber?

-La investigación sociopedagógica se enfoca en estudiar la realidad social tal y como emerge en el cotidiano escolar, teniendo en cuenta que toda construcción pedagógica se efectúa atendiendo a contextos sociales y culturales que producen sentido. Toda mirada pedagógica debe indagar en las singularidades socio-histórico-políticas, económicas y culturales. Se trata de sacar la pedagogía de los conceptos abstractos para situarla en la pluralidad de contextos educativos. La sola denominación del Seminario ya es una expresión de integración interdisciplinaria, y cada módulo está pensado para enseñar este enfoque en diálogo con otros investigadores y sus producciones.

El docente como "arquitecto" del conocimiento

¿Qué hace diferente en el aula un maestro formado con un currículo integrado?

-Trabaja en colaboración con otros. Construye proyectos que transforman el currículum y la enseñanza. Orienta la clase a estudiar fenómenos de la realidad desde la intervención de diversos conocimientos. En educación primaria, esto se traduce en adoptar la tarea interdisciplinaria con la intervención de todos los docentes. En el nivel secundario, implica romper con la gramática escolar tradicional de 12 o 13 espacios separados para construir proyectos colaborativos y practicar la co-enseñanza, generando condiciones para que los docentes se reúnan, estudien y construyan en común propuestas atractivas e investigativas, “aggiornadas” a la realidad.

¿De qué manera la integración de saberes prepara mejor a los futuros docentes para fomentar el pensamiento crítico en su alumnado?

-La integración de saberes se logra cuando la enseñanza es integrada y la selección curricular se realiza en consecuencia. Si enseñamos a partir de una problemática de la vida cotidiana, la enseñanza propone estrategias metodológicas que inducen a la interacción entre conocimientos de todas las disciplinas. Las competencias para la vida involucran capacidades y habilidades que invitan a pensar de forma compleja y creativa, formando mentalidades flexibles y adaptables a los cambios y desafíos.

¿Cuáles son los principales obstáculos que impiden que este enfoque sea la norma?

-Las barreras son varias: políticas educativas, estructuras institucionales, gramáticas escolares segmentadas y obsoletas, la desconcentración de docentes que trabajan en múltiples instituciones, y normativas que limitan la formación profesional docente con estudio e investigación de sus propias prácticas y el trabajo colaborativo.

Pensando en los formadores de docentes y en las universidades, ¿qué se necesita cambiar?

-Todo. Se necesitan cambiar mentalidades y prácticas para romper con las tradiciones de la formación superior. Sin embargo, esto implica un tiempo de trabajo colaborativo y reflexivo para la construcción de consensos.

Para un docente en ejercicio que quiere empezar a trabajar de manera más integrada, ¿cuál sería un primer consejo?

-Construir un proyecto compartido con colegas. Practicar la co-enseñanza. Seleccionar contenidos curriculares interdisciplinarios. Planificar clases y secuencias didácticas con estrategias diversas y creativas. Autoevaluarse y coevaluar de manera auténtica y cualitativa. Y, fundamentalmente, registrar y documentar todos los procesos.

Si pudiera diseñar la formación de un docente para el año 2030, ¿cuál sería el pilar irrenunciable?

-Elaboraría diseños curriculares integrados basados en el encuentro interdisciplinario en torno a problemáticas. Esto no significa dejar de lado los conocimientos específicos, sino elaborar mallas curriculares que funcionen en red, con nodos de encuentro regulares para la integración. Ya hemos diseñado alguna carrera de formación docente teniendo en cuenta esta perspectiva.

Finalmente, ¿qué mensaje les daría a los futuros investigadores en educación?

-Les recomendaría reflexionar sobre la realidad educativa en términos complejos e integrados, siendo conscientes del posicionamiento epistemológico, ontológico y metodológico que adoptan cada vez que seleccionan un tema o un interés. Supone un proceso de intensa autorreflexión y aprendizaje. Se trata de ser conscientes de que estamos ante un cambio que puede ser revolucionario en la educación.

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